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Andrés del Campo, presidente de La Federación Nacional de Comunidades Regantes (Fenacore), ha defendido el uso de aguas regeneradas y desaladas como complemento a las obras de regulación, como medida para garantizar el futuro de la alimentación. Lo ha hecho en un simposio internacional sobre el uso de aguas no convencionales y seguridad alimentaria, coorganizado por la ONU para la FAO y el Gobierno de España.
El representante de los regantes sostiene que mediante el uso de estas aguas será posible alimentar a los más de 2.000 millones de habitantes que aumentarán la población en las próximas tres décadas. La solución, según los regantes, pasa por la biotecnología y la agricultura de regadío, que produce hasta seis veces más que la de secano. Sin embargo, el regadío apenas supone un 15% de la superficie agraria útil en España, a pesar de aportar un 65% de la producción final agrícola nacional.
Consciente, entre otras cosas, de las dificultades agravadas para el sistema de regadío en periodos de sequía como el que ha atravesado España en los últimos meses, Fenacore se decanta por aumentar la utilización de las aguas reutilizadas en España. Y eso que ya somos el país que más aguas regeneradas emplea en europa, con 400 hectómetros cúbicos. Otra alternativa son las mencionadas aguas desaladas, una buena fuente complementaria que tiene como contraprestación su mayor coste energético.
"Ya sea mediante una alternativa u otra" Reitera Andrés del Campo, "lo cierto es que el regadío y, por ende, la seguridad alimentaria del futuro precisa de la recuperación del pulso de la inversión pública en infraestructuras hídricas tras la parálisis de la crisis", y pone el foco en los embalses, "donde hay actuaciones pendientes", puesto que las aguas regeneradas y desaladas no han de ser sustitutivas sino complementarias.