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España ha recuperado su posición como líder en producción ecológica en Europa, superando los tres millones de hectáreas dedicadas a este tipo de cultivo tras un incremento del 11% en superficie en 2023. Sin embargo, desde Ecovalia, principal asociación del sector, advierten que este crecimiento en área no es suficiente para garantizar un desarrollo sostenible a largo plazo. El presidente de la asociación, Álvaro Barrera, subraya la importancia de diseñar un plan estratégico que vaya más allá del crecimiento en hectáreas y aborde los retos de transformación, comercialización y consumo de productos ecológicos.
El reto del 25% de superficie ecológica en 2030
Uno de los objetivos clave del sector ecológico es alcanzar el 25% de la superficie agrícola útil (SAU) destinada a la producción ecológica para el año 2030. Actualmente, España se encuentra en un 12,5%, lo que significa que se necesita un esfuerzo significativo para llegar a la meta en los próximos seis años. "Si queremos alcanzar ese 25%, las políticas públicas deben acompañar el crecimiento del sector con apoyos claros y sostenidos a los productores ecológicos", explica Barrera. Es crucial que las administraciones mantengan incentivos para que los agricultores puedan seguir adoptando prácticas ecológicas.
Crecimiento de la industria ecológica, pero consumo insuficiente
A pesar de que la industria ecológica ha experimentado un crecimiento del 9% en 2023, el consumo de productos ecológicos en España sigue siendo bajo, representando solo el 3,5% del total alimentario. Ecovalia fija como objetivo aumentar esta cifra hasta el 10% para 2030. Para ello, se propone fomentar las compras públicas de alimentos ecológicos, así como llevar a cabo campañas de concienciación que promuevan un consumo responsable y luchen contra el "greenwashing", que crea confusión entre los consumidores.
Innovación y transformación, claves para el éxito
Otro de los puntos críticos señalados por Barrera es la necesidad de impulsar la innovación en la transformación de productos y facilitar su comercialización. El éxito del sector no puede medirse únicamente en hectáreas cultivadas, sino en la capacidad de llevar estos productos de alta calidad a las mesas de los consumidores. Un plan estratégico integral debe abarcar tanto la producción como la transformación y el consumo, asegurando que el sector alcance su máximo potencial.