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La degradación y pérdida de hábitat como consecuencia de la intensificación agrícola o la instalación de plantas fotovoltaicas están poniendo contra las cuerdas a la carraca europea. Para poner freno a esta situación, a través del LIFE Olivares Vivos +, proyecto coordinado por SEO/BirdLife, se ha puesto en marcha un estudio piloto en zonas semi-áridas con el que marcar una hoja de ruta que ayude a la recuperación de la especie.
La acción se centró en la instalación de 9 cajas nido diseñadas especialmente para carracas en Campos de Uleila y Oro del Desierto (Almería) y en Cortijo Torre Guájar (Granada), tres olivares demostrativos del LIFE Olivares Vivos + ubicados en zonas semi-áridas donde se está estudiando la adaptación de su modelo a escenarios especialmente sensibles al cambio climático. Los resultados obtenidos superaron las expectativas desde el primer momento, ya que las parejas reproductoras de carraca aceptaron rápidamente las cajas nido y, sobre todo, se tuvo un éxito reproductor en el que 13 pollos lograron alzar el vuelo.
Recuperar la especie y los espacios
La carraca europea, reconocible por sus llamativos colores azules, es una de las aves migratorias más emblemáticas de Andalucía y, sobre todo, de las zonas áridas. Sin embargo, su presencia en España, e incluso a nivel europeo, ha sufrido un alarmante declive en los últimos años. Por ello, en el marco del proyecto LIFE Olivares Vivos +, SEO/BirdLife, la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC (EEZA-CSIC) y la Universidad de Jaén han desarrollado una acción específica que tuvo un doble objetivo: fomentar la reproducción de la especie dentro de las fincas participantes en Olivares Vivos y, a mayor escala, utilizar la ubicación de éstas como conectoras de las poblaciones de carracas presentes en los alrededores.
Por ubicación, la finca demostrativa con mayor éxito fue Campos de Uleila, con las tres cajas ocupadas y 10 pollos que volaron; en Cortijo Torre Guájar anidó una pareja de carracas, que crió a 3 pollos.
Francisco Valera, científico de la EEZA-CSIC, entidad socia del proyecto LIFE Olivares Vivos +, lleva décadas estudiando a la carraca europea y espera que en la próxima temporada de cría el número de nidos ocupados aumenta. Además, destaca que los resultados han sido mejores de lo esperado, ya que las aves suelen tardar tiempo en familiarizarse con este tipo de estructuras de apoyo. Y, en esta línea, también apunta que el éxito reproductor logrado en las cajas nidos instaladas en este estudio piloto fue más alto que en otras cajas nidos anteriormente usadas.
La carraca europea y el olivar
Los servicios ecosistémicos que aporta la naturaleza a los agrosistemas son esenciales para crear cultivos resilientes y verdaderamente sostenibles. En este caso, la relación formada entre las carracas y el olivar se centra, mayormente, en el control de plagas. Por ello, la presencia de carracas puede jugar un importante papel en la cadena trófica, siendo clave para evitar que las especies de invertebrados aumenten sus poblaciones de manera exacerbada en primavera. Asimismo, puede ser una especie que actúe como buen bioindicador de un paisaje agrícola en el que se mantienen zonas de barbecho y extensiones de hábitat natural abierto (pastizales).
En dos de las fincas donde se instalaron estas cajas ya hubo anteriores registros de carracas. Una de ellas fue Campos de Uleila, donde además se localizó un nido natural cuando se estudiaban las ubicaciones para las cajas nido. La otra caja se instaló en el Cortijo Torre Guájar y Francisco Martínez Raya, agricultor de la finca, destaca: “Fue una experiencia muy gratificante ver cómo, un ave tan emblemática de estas tierras, encontraba aquí un refugio y un hábitat que consideró idóneo para criar. Todos en el cortijo hemos estado expectantes y sabemos que han visitado nuestro huerto para cazar insectos como arañas tigre”, cuenta Martínez Raya.
Junto con los técnicos de Olivares Vivos se realizó un seguimiento de las carracas que se instalaron en la caja nido de la finca y, una vez los pollos tuvieron la edad adecuada, se les anilló. De este día, Martínez Raya detalla: “Fue la guinda del pastel de todo el trabajo que estábamos haciendo con las más pequeñas de la familia. Ya veníamos enseñándoles a cuidar y proteger la biodiversidad y el medio ambiente, pero este día pudieron ver ellas mismas cuál es el resultado de todo: tres pollos de una especie, que está en peligro por pérdidas de hábitat, nacieron en su finca y, poco después, volaron. Es esencial que este tipo de acciones se den a conocer a los jóvenes, ya que son ellos quienes, el día de mañana, tendrán que continuar la tarea”.
Al mismo tiempo, José Eugenio Gutiérrez, director del proyecto LIFE Olivares Vivos +, destaca el valor demostrativo de esta experiencia piloto. “Una de las aportaciones más destacables de Olivares Vivos es que, más allá de qué hacer para restaurar la biodiversidad en los campos de cultivo, estamos aprendiendo mucho sobre cómo hacerlo con la mayor efectividad y la mejor relación coste/beneficio. No se trata tanto de poner cajas nido, sino de cómo hacerlo: cómo diseñarlas y dónde ponerlas para que, más allá de que sean ocupadas, sirvan para aumentar el éxito reproductivo de especies de tanto valor de conservación como la carraca”.