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El Olivar en Seto es fuente de calidad y sostenibilidad ambiental gracias, entre otras razones, al sistema de poda manual y natural que realiza Todolivo. Y es que en este sistema de cultivo del olivar, los restos de poda son depositados en el centro de la calles para que sean triturados y se puedan incorporar al suelo como materia orgánica, contribuyendo así de forma importante a la captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) atmosférico, que es el principal gas de efecto invernadero.
La agricultura, a diferencia de otros sectores, es capaz no solo de compensar las emisiones de CO2 sino también de capturar éste y almacenarlo como carbono (C) en la biomasa de las plantas y el suelo. ¿Cómo? Con un manejo adecuado del cultivo como el que realiza Todolivo a través de los trabajos de laboreo y poda.
El equipo de investigación del Departamento de Ciencias y Recursos Forestales de la Universidad de Córdoba (UCO), que dirige el profesor Luis López Bellido y que fue pionero en estudiar la huella del carbono en el olivar, prefiere hablar del ‘balance de carbono’ en lugar de ‘huella de carbono’, ya que en muchos de los cultivos agrícolas, dependiendo de las técnicas de producción, se obtendrá un balance positivo al comportarse éstos como auténticos sumideros de CO2. Tal es el caso del Olivar en Seto.
Y es que dentro de los factores clave que influyen en el cálculo de la huella del carbono en los árboles, en este caso concreto, en el olivo, está el carbono del suelo y su incremento en éste se produce por una serie de prácticas, entre las que se encuentran la de incorporar los restos de poda, pues estos terminan transformándose en carbono orgánico de forma permanente, enriqueciendo de esta forma el suelo, algo que contribuye no solo a reducir la huella de carbono sino que hace que ésta sea negativa.
La ‘huella de carbono’ es el balance existente entre las emisiones de gases de efecto invernadero (en este caso expresadas como equivalente en CO2) y el carbono que se captura a través del suelo o en la planta y, que en el caso del Olivar en Seto, el balance es positivo, pues éste sistema de cultivo desarrollado por Todolivo captura más dióxido de carbono del que emite a la atmósfera.
Según el catedrático López Bellido, contribuye de forma incuestionable a la sostenibilidad medioambiental. La empresa cordobesa comprobó que la poda mecánica reduce hasta en un 50% la producción del olivar frente a la poda manual, que es la que practica. Con esta poda, ideada por Todolivo para el Olivar en Seto, no solo se consigue mantener los olivos jóvenes, productivos, flexibles y aireados sino que también se favorece la sostenibilidad medioambiental al picar e incorporar los restos de esa poda al suelo en forma de materia orgánica.