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Su objetivo es contribuir a la preservación del patrimonio genético a través de la conservación ex situ de especies, variedades, ecotipos vegetales autóctonos, y cultivares en desuso, así como de la información asociada de las entradas conservadas para su aprovechamiento actual y futuro, como se definen desde el IFAPA. Según la FAO, “los bancos de germoplasma desempeñan un papel fundamental en la conservación, la disponibilidad y el uso de una amplia diversidad fitogenética para la mejora de los cultivos y con ello la seguridad alimentaria y nutricional.