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Los impuestos energéticos y una menor inversión de fondos públicos en I+D influyen negativamente sobre la productividad de la industria de alimentación y bebidas según el Informe de Competitividad y Políticas Públicas en la Industria de Alimentación y Bebidas, impulsado por FIAB. Por ello, el sector reclama mayor apoyo en la transición hacia un modelo energético más sostenible, así como en innovación para mantener su competitividad y el empleo.El documento, elaborado por KREAB, analiza el impacto de las políticas energéticas e innovación que tiene sobre la competitividad de las industrias del sector de alimentación y bebidas de seis países europeos con características similares, concretamente España, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos y Polonia.El Informe, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), destaca la estrecha relación que hay entre la productividad de la industria alimentaria con la marcha de las economías de los países analizados.
Por el contrario, en el levante español, entre el golfo de Valencia y el cabo de Gata, y en zonas de Baleares, se han registrado precipitaciones superiores a las habituales.La primera prioridad de la gestión del agua, como bien público, es asegurar el derecho al abastecimiento humano con agua de calidad, la segunda es la utilización del agua para regadíos y usos agrarios, con objeto de suministrar alimentos a la población.“La sequía que determinadas zonas de España están padeciendo se está solventando de la mejor manera posible con los Planes Especiales de Sequía (PES), aunque hay que hacer un esfuerzo suplementario, como establece el Plan de Adaptación al Cambio Climático, para mejorar la eficiencia y el ahorro en el uso del agua, de manera que en un futuro próximo podamos hacer frente a sequías persistentes.”, explica José Antonio Díaz Lázaro-Carrasco, presidente de la Comisión del Agua del Instituto de Ingeniería de España.
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